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Como cualquier día, hoy puede ser un buen  momento, para empezar a estudiar el país sudamericano y valorar la posibilidad de conocer alguno de sus destinos más destacados. Por ejemplo, la capital misma: Bogotá. Bogotá

Bogotá, la Atenas sudamericana

Llamada hasta hace poco Santa Fe de Bogotá, es el motor económico e industrial colombiano. Está situada en un altiplano a 2.625 metros de altitud, rodeada de cordilleras (recomendable, el funicular lleva hasta el cerro de Monserrate), y es el mayor núcleo de población nacional, con algo menos de 8 millones de habitantes. El español Gonzalo Jiménez de Quesada la fundó en 1538, si bien era un lugar ya habitado por los indios muiscas y probablemente hubiera asentamientos en la zona desde tiempos prehistóricos. Bogotá se convirtió en capital del Virreinato de Nueva Granada en el siglo XVIII y su pérdida por los españoles en 1819 supuso el nacimiento de Colombia, inicialmente llamado la Gran Colombia e incluyendo a Ecuador y Venezuela aunque luego se desgajaron. El caso es que si te animas a conocer esta urbe quizá debas quitarte de encima alguna idea preconcebida. Por ejemplo, su temperatura media es de sólo 14º, oscilando entre mínimas de 6º y máximas de 22º. Por su cercanía al ecuador, únicamente tiene dos estaciones, la lluviosa (primavera y otoño) y la seca (invierno y verano). Pero como viajero potencial, lo que más te interesará saber es qué atractivos turísticos ofrece Bogotá para pasar unas vacaciones o hacerle una visita. Pues son muchas; para que te hagas una idea, a la ciudad se la llama popularmente la Atenas sudamericana, lo que puede dar una idea de su dinámica vida cultural, llena de eventos. Al pasear por las calles bogotanas, trazadas en hispano damero, encontrarás un centro histórico con muestras de arquitectura colonial y otro más moderno, con edificios de estilos típicos de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. El primero se ubica en el barrio de La Candelaria, con pavimento empedrado y fachadas de colores. Destacan sitios como la Plaza de Bolívar, la Capilla del Sagrario o las iglesias de Santa Clara, San Ignacio y San Francisco. El segundo se manifiesta en la parte conocida como Ciudad Blanca, universitaria, con muestras de neoclasicismo, neogótico, Art Decó, racionalismo, expresionismo... En esa labor colaboraron muchos arquitectos extranjeros. El Capitolio Nacional, el Teatro Colón, los palacios Liévano y San Francisco, etc. De hecho, hay barrios residenciales llenos de muestras interesantes. Si eres de los que gustan visitar museos, también tienes una buena lista. Quizá el más importante sea el Museo del Oro, una referencia mundial en su tipo, con miles de piezas de orfebrería precolombina que incluyen la famosa Balsa muisca. Además, hay que citar el Museo Nacional (ubicado en la antigua prisión colonial), el Arqueológico, el de Artes y Tradiciones Populares y el del Cobre, entre otros. No se acaba ahí el interés de Bogotá, pues habría que sumar más sitios curiosos, como la Biblioteca Nacional, la Casa de la Moneda (dedicada a museo numismático), el Parque Metropolitano Simón Bolívar, el Jardín Botánico José Celestino Mutis o el Observatorio Astronómico Nacional, que es de 1803. Lo cierto es que la lista podría ampliarse mucho más. Pero vamos a reservar el párrafo final para los alrededores porque cerca están la bella cascada de Tequedama (150 metros de salto de agua) y, apenas a 50 kilómetros, la fabulosa famosa Catedral de Sal, un templo subterráneo ubicado en los túneles de las minas salineras de Zipaquirá. Y unos 25 kilómetros más allá llegarás a la laguna de Guatavita, lugar sagrado del pueblo Muisca que originó la leyenda de El Dorado. Por cierto, de los muiscas también puedes ver testimonio en el Parque Arqueológico Piedras de Tunja.
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