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Las palabras “admirable”, “excepcional” o “asombroso” se quedan cortas a la hora de describir la historia de uno de los edificios más representativos de Varsovia, el Castillo Real de Varsovia, antigua residencia real que junto al casco antiguo de la ciudad “Stare Miasto”, surgió de las cenizas de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y fue reconstruido según su aspecto original al 100%. Bienvenidos a uno de los monumentos de mayor importancia a conocer en unas vacaciones en la capital polaca. Castillo Real

El Castillo Real

La imagen de su fachada junto a la Columna de Segismundo constituye una de las imágenes más conocidas de Varsovia y es uno de los puntos de entrada a la Ciudad Vieja, conjunto arquitectónico que también fue reconstruido tras el conflicto bélico de mediados del siglo XX y que de vieja no tiene nada, y es que en esta ciudad que quedó reducida a escombros en 1944, nada es lo que parece. De todo este conjunto, el monumento más antiguo es justamente la estatua dedicada a Segismundo III, rey de Polonia que trasladó la capital del país de Cracovia a Varsovia y que se encuentra en ese sitio desde 1644. El resto de la edificación del castillo se reconstruyó entre 1971 y 1984 y desde entonces funciona como sede de la Fundación Polaca de Historia y Cultura y como museo, cuya exhibición permanente es una ventana al glorioso pasado del castillo, cuando funcionaba como residencia real y posteriormente como sede del Parlamento. Visitar el Castillo Real de Varsovia es la oportunidad de conocer a fondo una de las mayores reliquias arquitectónicas de la ciudad, donde además de una suntuosa sucesión de salas ceremoniales, capillas y salones de carácter militar, es posible visitar las recámaras reales, donde todo está reconstruido tal y como era el palacio en 1939 y donde se exhiben artefactos, mobiliario y elementos originales que sobrevivieron a la destrucción. Entre las salas a las que se puede acceder está la Antigua Cámara de Diputados, el Apartamento del Rey y demás dependencias reales, el Palacio de Techo de Cobre, la Biblioteca Real y los jardines, entre muchos otros espacios. Entre el derroche de elementos decorativos del palacio, el museo también exhibe colecciones de alfombras orientales, el Gabinete de Numismática, una colección de pinturas de Rembrandt y una retrospectiva de la destrucción y reconstrucción del castillo. La visita al castillo da inicio a la “Ruta Real de Varsovia, un recorrido turístico de 10 kilómetros a lo largo de plazas, palacios y monumentos históricos que atravesaban antiguamente los reyes de Polonia para trasladarse desde la residencia real a sus palacios veraniegos en las afueras de la ciudad.
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