El Dreamliner vuelve a la acción después de varios meses en el dique seco tras ser obligado a permanecer en tierra varios meses mientras solucionaba sus problemas técnicos.
Si eres aficionado a la aviación o viste afectadas tus vacaciones por alguna cancelación de tu vuelo, sabrás que el Boeing 787Dreamliner, uno de los proyectos más esperanzadores de la empresa aeronáutica norteamericana, salió adelante con muchas dificultades y un retraso más que considerable. Como si una maldición persiguiera a aquel avión, al poco de entrar en servicio reveló tener un fallo en sus baterías que podía provocar incendios, razón por la cual varios países decidieron apartarlo del servicio mientras se subsanaba el fallo.
Eso ocurrió en enero. No se trataba de algo realmente grave y, de hecho, la empresa continuó recibiendo pedidos y obteniendo beneficios, si bien es verdad que bajó un 2% este año (ingresó 10.700 millones), también lo es que su beneficio operativo fue de 1.220 millones. Claro que aún faltan por contabilizar las indemnizaciones y demandas presentadas, pues los daños a terceros ascendieron a unos 50 millones de dólares, correspondientes al medio centenar de aparatos que había ya en servicio.
El caso es que Boeing ha procedido a sustituir las susodichas baterías en las unidades entregadas a las diversas líneas aéreas. El pasado mes de marzo, la FAA, agencia federal aérea de EEUU, aprobó la ejecución de un plan de certificación para el nuevo sistema eléctrico del Dreamliner, dándose inicio a los vuelos de prueba con el sistema remozado: no sólo se ha sustituido la batería sino que se han cambiado el contenedor y el sistema de ventilación para extremar aún más las precuaciones aún en caso de incendio.
Ahora parece que está terminando esta labor y que el Dreamliner podrá volver a surcar los cielos. Efectivamente, está previsto que se empiecen a recuperar algunas de las rutas suspendidas ya. A finales de abril lo hizo Ethiopian Airlines, y la nipona JAL (Japan Airlines) ya ha estado probando los aviones con el nuevo sistema eléctrico sin detectar ninguna anomalía.
Algo parecido se puede decir de otra aerolínea japonesa, ANA (All Nippon Airways), la más afectada por ser la que tiene la mayor cantidad de B-787 del mundo en su flota, 17 unidades, y que también ha estado de pruebas con resultados satisfactorios. De esta manera, tanto ANA como JAL volverán a la normalidad con el 787 en junio , tratando de olvidar los cientos de vuelos cancelados que les hicieron perder alrededor de 54,7 y 13,3 millones de euros respectivamente.