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Vigeland sculpture in Oslo, Frogner park Oslo es puro arte: esa es la impresión más fuerte que la mayoría de los viajeros se suelen llevar de la capital de Noruega; una ciudad que nunca decepciona, especialmente a aquellos que desean agregar a sus vacaciones un fuerte componente cultural. Aunque son muchos los museos que se pueden y deben visitar en Oslo, hoy vamos a hablar del arte al aire libre: el Parque de Vigeland o Vigelandsparken, también conocido como Parque de las Esculturas por motivos que no tardaréis en descubrir. El Parque de Vigeland es un amplio área del todavía mayor Parque Frogener dedicada a la exposición permanente de la obra del artista noruego Gustav Vigeland. En total la exposición suma unas doscientas esculturas distribuidas por todo el parque, entre las que destaca el imponente Monolito y, en el extremo contrario (en lo que a tamaño se refiere), la pequeña escultura del "niño enfadado", que compite con el famoso cuadro de El Grito de Munch por ser el símbolo de la ciudad. La mejor forma de disfrutar de este parque es dedicar una mañana o tarde a pasear por sus jardines, dejándose sorprender por estas obras de arte que son capaces de transmitir un amplio abanico de emociones, desde el amor a la ira. Si bien todas son hermosas, durante el recorrido será inevitable queos detengáis especialmente ante el Monolito: una colosal pieza de 17 metros labrada en un único bloque de granito con las figuras de 121 cuerpos humanos entrelazados entre sí. En cuanto al “niño enfadado”, no tenéis por qué preocuparos; es tal la expectación que despierta que lo reconoceréis por la cantidad de turistas que, a todas horas, lo rodean. El Parque Vigeland se encuentra en el oeste de Oslo, y para llegar a él tan solo debéis tomar el tranvía nº12, que en pocos minutos os dejará a sus puertas. Si optáis por un día laborable para conocerlo posiblemente coincidáis con muchos otros turistas, mientras que si vais durante el fin de semana observaréis que el parque es además lugar de esparcimiento de todos los habitantes de la ciudad, que encuentran en él un lugar ideal para correr, andar en bici e incluso hacer algún picnic. Una experiencia que dará un toque más “local” a vuestras vacaciones, y muy divertida especialmente si viajáis con niños, puede ser meter un par de bocadillos de salmón ahumado y queso en la mochila e invertir una mañana en este agradable parque alejado del bullicio de la ciudad, como un oslense más. ¿No os parece un plan apetecible?
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