Alojarse en un
hotel histórico ya tiene su interés pero si encima está reconocido por la UNESCO no se le puede pedir más a la experiencia... a no ser que el paisaje también ayude. Es lo que les pasará a quienes se acerquen hasta un espectacular acantilado de piedra caliza que domina la orilla del Loira en
Rochecorbon y se alojen en el
Hotel Les Hautes Roches.
Se trata de una
mansión señorial renacentista, adaptada para establecimiento de lujo, que se construyó en 1854 sobre el emplazamiento de un
antiguo monasterio. Lo curioso es que también se puede calificar de hotel
troglodita -el primero de Francia-, pues parte del edificio y algunas habitaciones -en concreto las orientadas al sur- están ubicadas en la
roca excavada directamente del acantilado.
En realidad son la mayoría, pues sólo tiene
14 habitaciones y de ellas 12 se hallan en la roca (las antiguas celdas de los monjes) y las otras 2 en un piso de la mansión. Eso sí, todas están cuidadosamente ornamentadas con materiales nobles, suelos arenosos y paredes de toba, para no quebrar el equilibrio del entorno. Se encuentran clasificadas en 3
categorías:
Doble Classic,
Doble Deluxe y
Doble Superior, equipadas con aire acondicionado y servicio de planchado así como con baños y artículos de tocador de regalo. Sus precios básicos oscilan entre los 215 y los 295 euros.
Y es que el Hotel Hautes Roches está calificado con
4 estrellas, como demuestra, entre otras cosas, los servicios que ofrece: canguro/guardería, servicio de habitaciones, aparcamiento gratuito sin asistencia y cambio de divisa. Además, respetando su característico
look, fue
renovado en su totalidad en 1988 para ofrecer las instalaciones más modernas, en las que los huéspedes no echen de menos nada, combinando así lo mejor de dos épocas diferentes.
Belleza y gastronomía en el Valle del Loira
Si tienes la suerte de disfrutar de buen tiempo durante su estancia, la terraza que domina el río será un punto imprescindible, aunque de cualquier forma en todas las épocas del año este lugar destaca por su encanto. Un encanto que no se ciñe sólo al paisaje o las comodidades: la
cocina, en la que predominan sobre todo los pescados, es de influencia bretona, a la vez clásica e innovadora, pero casando perfectamente los productos que diariamente llegan del mar con las elaboraciones locales. A tener en cuenta los postres, que merecen mención como especialidad exclusiva. En cualquier caso, el
chef está avalado por una
estrella Michelín.
Todo ello constituye un buen reflejo de la
región, que tiene mucho que ofrecer a un visitante aunque éste deba viajar algunos kilómetros para sacar un partido a la zona durante su estancia. El valle del Loira y los viñedos en las inmediaciones ofrecen muchas actividades de ocio y descubrimiento: Un descenso por el río en canoa, un crucero por el río, una gira con visitas a las bodegas con catas de los grandes vinos de Vouvray incluidas... También un campo de golf (18 hoyos situado a 22 km y 9 hoyos, a 9 km) o ... simplemente darse un buen baño en la piscina del
hotel.