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Hotel Marqués de Riscal meca enoturismo Dentro de las múltiples direcciones por el turismo en su diversificación está la del vino, conocida como enoturismo. De ahí a que se empezaran a ofertar alojamientos temáticos no había más que un paso y ya se ha dado. El Hotel Marqués de Riscal casi no necesita presentación porque el nombre basta para cualquier aficionado a esta bebida, no en vano es la gracia también de una importante bodega. De hecho, el hotel está sobre ella. Se halla en la llamada Ciudad del Vino de las bodegas Marqués de Riscal en la localidad de Elciego, en La Rioja alavesa. Y no pasa precisamente desapercibido porque el edificio tiene el estilo inconfundible de uno de los arquitectos internacionales más prestigiosos que existe, Frank O. Gehry, autor de el Museo Guggenheim de Bilbao. Su diseño en esta ocasión guarda cierto parecido con el centro vizcaíno pero aportando además un colorido rosáceo que alude indefectiblemente al vino. Pero si su aspecto resulta espectacular, el alojamiento también lo es. Hay 43 habitaciones y suites de lujo de cuatro tipos: Grand Luxe (27-35 metros cuadrados), Premium Luxe (40-52 m.), Suite Ejecutiva (65-83 m.) y Suite Gehry (72 m.). Los dos últimos son los de mayor categoría y a las comodidades de los anteriores suman una sala de estar, vistas a la campiña, terraza, cafetera Nespresso y la posibilidad de añadir una tercera cama.

Enoturismo

Para degustar los vinos nada mejor que una buena comida, por eso también hay dos restaurantes: el Marqueś de Riscal, premiado con una estrella Michelín, que ofrece platos regionales con toque vanguardista; y el Bistró 1860, ubicado en la terraza principal. Ambos están dirigidos por el chef Francis Paniego. Por supuesto, no faltan una vinoteca ni un lounge para tapas y cócteles. Y si alguien planea algún tipo de evento o reunión, boda incluida, el hotel tiene disponibles ocho salones de diversos tamaños (desde los más pequeños hasta uno de 1.200 metros cuadrados) con una capacidad total para 850 personas. ¿Faltaría algo? Sólo un spa pero es que lo hay, con masajes y tratamientos, tanto corporales como faciales, basados, cómo no, en la vinoterapia: usando el poder salutífero de los polifenoles de la uva. La estancia ideal en el Marqués de Riscal implica visitar los viñedos, los pueblos medievales del contorno en un ambiente de relax o de aventura (a través de deportes de ese tipo), acercarse a practicar esquí hasta la cercana estación de Valdezcaray... Que no se nos olviden el turismo gastronómico y el enoturismo: allí está el Museo de Vivanco, el más grande de Europa dedicado al vino, y las propias bodegas esperando que los huéspedes bajen a catar los caldos.
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