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Has tomado un vuelo de Sevilla a Tenerife y te dispones a vivir unas estupendas vacaciones. Tras el aterrizaje, en el momento de salir del avión, una voz por megafonía dice: “Gracias por volar con nosotros. Y recuerden: nadie les ama más a ustedes o a su dinero que esta aerolínea”. ¿Cómo reaccionarías? Esta es una muestra del humor del que hace gala la sudafricana Kulula Airlines, por méritos propios considerada la aerolínea más “cachonda” del mundo. ¿Quién dijo que volar tenía que ser aburrido? Está claro que para Kulula Airlines esa palabra no existe. Empezando por sus aviones, decorados con divertidos diseños en los que se incluyen indicaciones sobre dónde se sienta el piloto, cuáles son las ventanas o la situación de las alas, la experiencia de volar con la sudafricana es todo menos corriente. El atractivo estrella es la forma de afrontar los ya conocidos mensajes informativos dados por los asistentes de vuelo. Como muestra, dos que se pueden escuchar en el momento de los consejos para situaciones de emergencia: “Debe haber unas cincuenta formas distintas de abandonar a tu pareja, pero sólo hay cuatro maneras de salir de este avión. Por su propio bien, presten atención”. “En el caso de una repentina pérdida de presión en cabina, las mascarillas caerán desde el techo. Pare de gritar, sujete la mascarilla y póngala sobre su cara. Si viaja con un niño pequeño, asegure primero su mascarilla antes de asistirle. En caso de viajar con más de un niño, elija a su favorito”. Tenemos nuestras dudas sobre si estos mensajes serán muy tranquilizadores, pero el humor está garantizado. E incluso en el caso de sufrir de miedo a volar, la risa es el mejor remedio para liberar tensiones, ¿quién puede negarlo? Algo que gustará mucho a los fumadores es que Kulula Airlines es de las pocas aerolíneas que todavía permiten fumar durante la travesía. Eso sí: sólo sobre las alas, ¡a ver quién es capaz de encender el cigarrillo ahí fuera! Y cuidado, porque en caso de ser sorprendido fumando en el interior, puedes ser cordialmente invitado a abandonar la cabina... Definitivamente, en estos tiempos en los que volar ya no es cosa de unos pocos y el aburrimiento hace mella a la hora de subir a un avión, este tipo de iniciativas se agradecen. A la espera de que en Europa se atrevan con algo así, sólo nos queda volar a Sudáfrica para vivirlo.
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