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blogshalcon-vacaciones-navetadestudons Si tenéis pensado viajar a Menorca, tal vez os sorprenda conocer que en sus apenas 700 kilómetros cuadrados de superficie la isla balear posee un gran número de yacimientos arqueológicos, de los cuales 25 han presentado su candidatura a Patrimonio de la Humanidad. Entre todos ellos, hoy os recomendamos la visita a la Naveta des Tudons, un monumento megalítico único en su género al que os podéis acercar cómodamente en coche, ya que se encuentra a muy pocos kilómetros de la hermosa Ciutadella.

Una pequeña tumba colectiva

La Naveta des Tudons es una construcción de carácter funerario datada alrededor del año 1.500 a.C; una antigüedad que no ha impedido que llegue casi intacta hasta nuestros días, siendo uno de los mejores lugares para acercarse a la cultura talayótica y las costumbres de los primeros pobladores de la isla. A pesar de su reducido tamaño (unos 13 metros de largo por 6 de ancho), la Naveta, que recibe su nombre por recordar a una embarcación invertida, sorprende en primer lugar por haber sido levantada por enormes piedras encajadas entre sí, sin ningún tipo de cemento. Si pudiésemos entrar en ella (algo que ha día de hoy no está permitido) por su pequeña y única puerta, descubriríamos además que su interior está distribuido en dos niveles, en los cuales fue hallado parte de un ajuar funerario formado por joyas, armas y algunas cerámicas, además de restos humanos de varios individuos, lo que da a entender que se trataba de una tumba colectiva.

La leyenda

Pero sin duda, lo que más atrae a los visitantes menos interesados en los detallas de  su diseño, es la leyenda que envuelve su origen y construcción. Según ésta, la Naveta fue levantada en una época en la que la isla estaba habitada por gigantes, de los cuales dos se disputaban en amor de la hija del rey. Para decidir quién se casaría con ella, los gigantes compitieron entre sí construyendo un pozo de agua el primero, y la naveta, el segundo. Aquel que tenía como objetivo construir el pozo encontró agua antes, y su adversario, loco por la ira y los celos, le mató arrojando al pozo la única piedra que le quedaba por colocar, cuya ausencia aún hoy día se deja notar en la fachada de la Naveta. Acto seguido, arrepentido, se suicidó arrojándose al mar y la princesa murió sola. Esta bonita y trágica leyenda que intenta explicar por qué ya no quedan gigantes en Menorca es un motivo más para acercarse hasta esta joya de la prehistoria, icono de la isla y una visita imprescindible en vuestras próximas vacaciones en Menorca.
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