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Recorre uno de los barrios de la ciudad que reúne la cultura de América Latina

Paradójicamente, muy alejado del estilo de vida que imaginamos en Miami, está uno de sus barrios más característicos de esta ciudad. Little Havana ha sido “tomado” poco a poco por exiliados cubanos de la Revolución castrista que llegaron en la década de los 60 y que han atraído a más  población. También abundan colombianos, dominicanos y nicaragüenses. Conserva orgulloso el estilo de vida cubano, lo que se puede apreciar en muchos de sus rincones. En resumen, no te hará falta ni una palabra de inglés, aunque estés en una de las ciudades principales de EE.UU y colindando con uno de los barrios más exclusivos de Miami: Brickell. El Parque del Dominó o Parque Máximo Gómez, es el lugar de concentración de ancianos cubanos, quienes echan la tarde ante un tablero de ajedrez o dominó con sombrero de paja y un puro en la boca. En la famosa Calle Ocho, el propio Walk of Fame del barrio latino, rinde tributo a los artistas latinos: Gloria Estefan, Celia Cruz  y a los afincados en la ciudad como  Julio Iglesias o Rocío Jurado, que tienen su propia estrella. La gastronomía caribeña es otro de los buenos motivos para pasarse de Brickell a Little Havana: ropa vieja, moros y cristianos (frijoles y arroz blanco), un buen mojito, un delicioso café o zumo de caña de azúcar. Tower Theatre es otro de los lugares más emblemático del barrio cubano de EE.UU. Es un edificio art decó de 1926, un estilo muy extendido por Miami gracias al boom demográfico de la ciudad en esta década. Se proyectan películas latinas, y hay actuaciones y exposiciones. Las calles de Little Havana desprenden son cubano. Las tiendas y los restaurantes sacan altavoces y los ritmos latinos inundan las calles de algunas de las 10 manzanas que ocupa este pintoresco y original barrio de Miami. C. González
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