De barrio obrero a barrio cultural y alternativo

A unos 20 minutos del centro histórico de Varsovia, cruzando el río Vístula, se encuentra el barrio de Praga Pólnoc. En unos años ha experimentado un gran cambio y empieza a atraer a quienes visitan la ciudad.

Este distrito era un municipio independiente y se fue integrando en la capital. Fue siempre un barrio obrero con sus correspondientes fábricas al que la Segunda Guerra Mundial no castigó tanto como al resto de la ciudad - Varsovia sufrió pérdidas de sus edificios de hasta un 85%- Y por ello se pueden ver edificios del siglo XIX en pie. Hasta hace unos años, se trataba de un barrio gris, en el que los años del comunismo soviético se palpaban en cualquier esquina.

Pero llegaron los artistas.  Y el barrio gris y castigado por la metralla se llenó de estudios y talleres que traían la vanguardia, inquietud cultural, centros sociales, mercadillos. Esta forma de revivir el barrio ha atraído a una población joven y estudiantil, y últimamente, incluso al turismo que antes lo apartaba de las guías por motivos de inseguridad.

Merece la pena pasarse por la Fábrica de vodka Koneser, abierta desde 1897, donde hoy se dan conciertos, conferencias o exposiciones. Está en la calle Zabrowska, donde también hay varios edificios del XIX.  Lo mismo ha sucedido con otra fábrica, la de mermeladas Trzciny convertida en centro artístico.  También encontrarás cafés y galerías durante el día, pero la vida no acaba al ponerse el sol, y es que es uno de los lugares con mayor vida nocturna, especialmente para quienes busquen ambientes más alternativos.

También  es recomendable visitar la Iglesia ortodoxa de Santa María Magdalena, la Catedral de San Miguel Arcángel y varios monumentos que salpican sus calles, el más pintoresco el de la orquesta de la calle Jagiellońska. El Bazar Różyckiego es un curioso mercadillo de barrio de más de 100 años en el que encontrarás ropa y abalorios de segunda mano.