¿Quién no quiere que le toque la lotería? ¿Y quién no ha soñado alguna vez con verse triunfador o triunfadora? ¿O quién no desea tener todo el tiempo del mundo para ser feliz, para viajar y que todo lo demás esté resuelto? Podemos ser muy diferentes, y de hecho lo somos, pero nuestros sueños se parecen mucho. Y si preguntas aquí y allá, en la lista de nuestros sueños y deseos, sobre todo al iniciar el año, siempre se encuentra el mismo en las primeras posiciones: viajar. Lo que de verdad sabe a especial, a nuevo y a experiencia, es ver con nuestros propios ojos qué es lo que pasa al otro lado del mundo. Y si el mundo es un pañuelo, queremos asegurarnos de que en verdad es así, sin que nos lo cuenten. Queremos estar allí y queremos verlo ¿Dónde has estado? La pregunta más popular aparte del ¿De dónde eres? Si intento acordarme de todas las veces que me han hecho esa pregunta, me falta disco duro para la memoria. No hace falta envidiar a tu vecino, ni huir de tu cuñado, ese que está siempre presumiendo de ser el más listo cazador de ofertas. Y ahora te darás cuenta del por qué: Soy de los que creen que con el paso y el transcurrir del tiempo, en el futuro el dinero por sí mismo como divisa dejará de tener valor tangible. No hemos caído en la cuenta todavía, porque quizás queremos seguir aferrados a la seguridad que nos da tener ahorros y dinero en la cuenta, precisamente porque nos da la sensación de que “tenemos algo”; pero si pensamos un poco… solo un poco, lo que realmente tiene valor es el tiempo: nuestro recurso más valioso, porque sin tiempo realmente no vamos a ninguna parte. Y con tiempo, al menos podemos elegir qué hacer o no hacer con él.

Estamos hechos para viajar: siempre es una opción valiosa para cualquiera

Un deseo tan común no puede estar equivocado. Pero si nos miramos el bolsillo, quizás no cuadren nuestros planes con el mapa de viaje. Ahora piensa ¿Para qué nos estamos esforzando? ¿Para tener tiempo para viajar? o ¿Para tener dinero para viajar? Realmente, el tiempo no lo podemos crear o ganar: podemos reservarlo, intentar programarlo y cruzar los dedos para que todo salga bien. Y lo solemos dar por hecho, damos mañana y el futuro por hecho… craso error darle más importancia a mirar la cartera que el reloj. En realidad, esa sensación de seguridad, la podemos tener o no tener cuando nos vemos con margen ¿verdad? Pero… ¿con margen de qué? Tiempo, tiempo, tiempo y tiempo… nos vemos con posibilidades, con futuro, con ganas, con planes y con deseos. Pura, simple y llanamente, porque contamos con que tendremos un mañana, un fin de semana, una semana que viene, un mes que viene, un fin y un inicio de año. Los millones que deseamos tener, o con lo que hemos soñado más de una vez para tenerlo todo más mano y la vida más fácil, los llevamos puestos en segundos, minutos, horas, días, meses y años. Pero como no los vemos en 3D y dentro de la cartera, o como saldo en tarjeta, se nos olvida que cuando nacemos, lo hacemos ya millonarios en el recurso más valioso. Tendemos a valorar más aquello que no tenemos, lo que nos falta. Y quizás solo somos conscientes del tiempo como recurso, cuando nos sentimos más seguros, o más cubiertos. Cuando lo difícil hoy en día, es precisamente sentirse seguro. El tiempo corre día a día y se nos escapa sin darnos cuenta. Los días y las semanas pasan deprisa, porque tenemos obligaciones, compromisos, responsabilidades que no podemos dejar de lado y que debemos atender. ¿Trabajamos duro para ganar dinero o para tener tiempo? Tiempo para vivir y tiempo para viajar. El tiempo que dedicamos al trabajo y a nuestras obligaciones, solamente tiene sentido como inversión. Ya verás cómo lo acabamos monetizando y convirtiendo en divisa. Y si no… ¡tiempo al tiempo! Nunca mejor dicho. Miguel Lázaro Un ingeniero agrónomo cualquiera, que se perdió entre el mundo de los viajes y el de los datos. Bloguero políticamente incorrecto en personalidadyrelaciones.com desde 2007, y actualmente responsable del área CRM – Loyalty en Halcón Viajes