Compartir:
brújula Había sido una semana dura; de las que hacen que, por si cabía alguna duda, te estés ganado el sueldo. Tu sueldo y el de tu prima, pero el de tu prima no te lo dan, aunque curres por dos. Ya el jueves por la noche, estaba rumiando en mi cabeza que esto no podía quedar así. Con las vacaciones aún lejos, y en plena temporada alta, vivir y trabajar en Mallorca puede resultar una experiencia contradictoria. ¿Y qué era lo que estaba rumiando esta cabeza loca? Porque algo tendrá que pasar en breve, para que este texto sea de algún interés… Tengo una mochila que habla Mi mochila gris y azul de las escapadas, me miraba con deseo de ser utilizada una vez más. La tengo siempre a mano, nunca me falla: es mi fiel compañera. Y como no le tengo que pedir permiso para llevármela por ahí, le meto cuatro cosas que me hacen falta, y me largo. Te juro que mi mochila tiene vida propia porque me habla. Sí, ella me habla, yo creo que la debieron fabricar sobre algún cementerio indio, porque a veces parece que tiene más vida propia que yo. Doy fe como los notarios. Digamos que dormí bien esa madrugada, y que ni yo mismo me creía realmente, fuera de un desahogo pasajero, que me fuese a escapar una vez más. No tenía nada preparado ni reservado. Por defecto profesional, suelo mirar mis viajecitos con algo de antelación y evito la temporada alta, así que podríamos decir, que una noche loca la tiene cualquiera. No pasaría de ahí en principio. Pero no contaba, con que un calor de pleno julio, sumado a un bochorno palmesano, fueran a hacer que me despertara una hora antes de lo habitual, para ir al trabajo. Me estaba haciendo el café entre bostezos, los pájaros cantaban algún supuesto cortejo mañanero, y las gaviotas, que por aquí se acercan mucho, también hacían su trabajo. Como el despertar de Blancanieves. De pronto, pasó lo irremediable: mi mochila de las escapadas cobró un protagonismo en primer plano indiscutible. Empezó a hablar, la escuché y en diez minutos la completé sin mucho miramiento, y también para qué negarlo, con cierta incredulidad. Iba con tiempo: ese viernes iría con la mochila al trabajo, sin saber muy bien que iba a pasar después, pero tenía que obligarme a darme un premio, para no volver el lunes hecho un basilisco. Tenía que al menos, intentarlo. Las ofertas de ÚLTIMA HORA, se llaman así por algo ¿no? Llegué a la oficina, contesté los primeros correos más urgentes, y como era viernes, la gente estaba de mejor humor. Mi mochila, en un rincón bajo mi escritorio aguardaba su momento. Me instan a tomar café, pero renuncio a ello por un momento ¡Ahora voy! Pero antes tengo que mirar una cosa, respondí gentilmente. Empecé a buscar en la web por destino dentro de Mallorca: Alcudia, Illetas, Santanyi… ¿Palma? No, Palma no: quería alejarme lo que pudiera del núcleo donde vivo, pero solamente podía reservar con dos días de antelación. Dos días, que no tenía. Resoplé y mi mochila pareció desanimarse. No podía hacerle aquello, me ha dado muchos momentos de gloria. Desde luego mi mochila “encantada”, se merecía algo más que una leve búsqueda en un motor de reservas. Y he aquí que veo un banner bastante cantoso, del tipo de banner que están diseñados para no pasar inadvertidos, con estrellitas, colores rojo y azul, muy americano todo. Y leo textualmente: Aprovecha nuestras Ofertas de ÚLTIMA HORA. Curado ya de espanto estoy, y parece que no tengo mucho margenno pierdo nada por entrar, pensé para mis adentros, debo reconocer que con bastante escepticismo. Cuatro botones, a cada cual más vistoso: Mallorca, Menorca, Tenerife y Gran Canaria.  Cada uno acompañado con su respectiva fotito chula. Pues ¿para qué vamos a discutir si estamos donde estamos? Pero espera, que no necesito vuelo… vaya, era de esperar: Salidas desde Madrid ¡qué original! Sigamos, no iba a resultar tan fácil, y ya puestos en materia, habrá que terminar la tarea. Buscaba un hotel, a ser posible en la otra punta, donde todavía no me conocía nadie. No me disgusta pasar por turista. Lo que quiero es desconectar, y lo más importante: No había hecho la mochila para nada. Y si mi mochila me habla ¿qué menos que hacerle caso? Arriba a la derecha veo otro banner, tanto o más cantoso que el anterior, que intermitentemente me pregunta ¿No encuentras lo que buscas? No te pierdas nuestras ÚLTIMAS HORAS. Vaya… seguimos en las últimas por lo que veo, pero esta vez era diferente: aparecía el dibujito de un reloj, acompañado del titular: Reserva Inmediata. Eso tenía que verlo yo ¿será verdad? Pues parece que sí, pero además advierte que son 100% de gastos… suele pasar cuando uno va con prisas. Veamos: fotito de playa, bajo el titular Hotel 4* en Can Picafort, o sea… justo la otra punta de la isla. Vale, ahora solo falta que me dejen entrar hoy, o sea, al salir del curro, cojo el autobús y me planto allí en una hora de reloj. Dice que solo quedan dos habitaciones ¿será verdad? Espera, que esto va más despacio de lo que yo pensaba y el café, mucho me temo que se lo va a tomar Rita la Cantaora. Hay más hoteles, pero no me interesan: Palmanova, Calas de Mallorca, La Colonia Sant Jordi, etc. El único que está en la otra punta es al que voy a ir. Y ahora me dice que solo queda una habitación ¿esto es una cámara oculta? ¿tengo pinta de pardillo? Pues por esta vez, voy a picar. ¡Que no se diga! ¿De perdidos al río? No, mejor a un Hotel 4* Ya que estoy, como se me vaya la reserva ¡me da algo! Botoncito reservar, con algo de ansia, datos, continuar… tarjetazo y por fin ¡confirmación! Pues al final va a ser verdad, que la sangría no ha sido tal y que, para la última habitación, sí ha salido algo en condiciones. Creo que he tenido algo de suerte, no vaya ahora yo de listo. Igual la suerte existe, y de vez en cuando te encuentras con alguna oportunidad rollo Outlet. De esas que salen en los anuncios de prensa, y que la gente afirma que existen, como si fueran leyendas urbanas que pasan de boca en boca. Me llegó un e-mail con el localizador, que enseñaría nada más llegar al hotel. Todo en orden, pero tengo que llamar para avisar que llegaré sobre las cinco (por si acaso). Llegaron mis compañeros del café, ese que me perdí, pero que gané por otro lado. No me quejo: en el fondo era lo que quería. Ahora les soltaré pullitas toda la mañana y les restregaré hasta la hora de salida… ¡que me piro de fin de semana! Así que Carpe Diem baby, o Sayonara… lo que tú quieras. Finalmente, mi mochila se ha salido con la suya. Aunque me temo que la susodicha es mi conciencia, y no hago otra cosa más que proyectar. ¿No crees?   Miguel Lázaro  Un ingeniero agrónomo cualquiera, que se perdió entre el mundo de los viajes y el de los datos. Bloguero políticamente incorrecto en personalidadyrelaciones.com desde 2007, y actualmente responsable del área CRM – Loyalty en Halcón Viajes
Anterior Las mejores playas rosas del mundo
Siguiente #Meetme viajando

Categorías

Artículos relacionados