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Entre viajero o turista ¿con cuál te identificas más?

Espera, que no hace falta ni que me respondas: viajero, viajero y viajero. Tú corrígeme si me equivoco, era lo que ibas a responder ¿A que queda mucho más noble? Es como más auténtico ¿verdad? Además, eso de ser turista suena como a vacaciones prefabricadas, viajes en grupo y todo incluido. Pues te voy a decir una cosa: lo de viajar a lo geyperman, lleva ya mucho tiempo estando de moda. viajero o turista   Si te consideras traveler o viajero, en lugar de turista, y además tienes Instagram, Twitter o Snapchat, es tan requete-probable que te guste hacer exhibicionismo de intrepidez, como que les llames a las magdalenas rellenas de toda la vida, muffins o cupcakes… lo sabía, te pillé. No voy a hacer alarde de haberte cazado, pero lo sabes en tu interior: postureo, postureo, postureo… ¿lo oyes? Un turista es a una magdalena rellena, como un traveler a un cupcake de zanahoria. Y es que vivimos muy bien, y si no muy bien, aquí en Occidente, al menos no tan mal. Pero si estás leyendo esto, piénsalo: es porque puedes. Si hacemos turismo de mochila, es porque podemos hacerlo. Si nos vamos al Tíbet, o al Serengueti, o por ejemplo a Chile, es porque tenemos esa opción. Si nos vamos a Tailandia con una mochila, el pasaporte y una tarjeta de crédito, es porque en efecto podemos hacerlo. Vaya aventureros que somos ¡qué intrépidos! Tenemos fotos haciendo buceo, otras con el Machu Picchu detrás, otras de cuando fuimos a ver las cataratas de Iguazú y algunas de playas de aguas imposibles tomadas en Indonesia, de la luna de miel. Y están todas colgadas en Instagram o en Facebook, para que se vean bien. Por eso creo, que la diferencia entre un turista o un viajero, aparte de las fotos que saque, o el tipo de viaje que disfrute, no es más que su necesidad de moverse y de ver mundo. Si al final vuelves a tu casa, después de una semana, dos o un mes fuera… igual lo de hacer turismo a lo geyperman, es solo eso: postureo. Si lo piensas, la necesidad de viajar y de moverse, de cambiar, de experimentar cosas nuevas, o simple y básicamente, la necesidad de conocer algo diferente, o algo mejor, es el patrón común más repetido en todas las eras. Si nos movemos de un lugar a otro, de una ciudad a otra, de un país a otro, o incluso si elegimos conocer otro continente, nuestras motivaciones pueden ser tan distintas, como individuos que toman un avión en un año. Por eso cuando me hablan de la diferencia entre turista y viajero, me río. Sobre todo, cuando parece que la diferencia se encuentra, entre lo que ven los demás colgado en redes sociales, y la propia experiencia que sacas de un simple trayecto y una estancia. Porque si lo piensas, no todos los desplazamientos son iguales: algunos tenemos la suerte de movernos porque queremos, y buscar aquello que creemos nos falta en nuestro día a día. No deja de ser un lujo. Otros desplazamientos no son así y lo sabes. En busca de la aventura: a veces la aventura viene a buscarte sin que te la esperes. La aventura no viene recogida en un folleto, o en un viaje a medida o una web más o menos alternativa. La verdadera diferencia, quizás esté en la vuelta a casa; en lo que te llevas dentro en ese vuelo de vuelta, y no tanto en la distancia recorrida, o en la equipación que hayas querido lucir en las fotos de tu viaje, con un paisaje exótico de fondo. Piénsalo: si al final vuelves a casa, la diferencia entre turista y viajero quizás no sea tanta.   Miguel Lázaro  Un ingeniero agrónomo cualquiera, que se perdió entre el mundo de los viajes y el de los datos. Bloguero políticamente incorrecto en personalidadyrelaciones.com desde 2007, y actualmente responsable del área CRM – Loyalty en Halcón Viajes
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