El Valle de los Reyes es uno de los platos fuertes a saborear en unas vacaciones en
Egipto y una visita siempre incluida en los cruceros que recorren el país siguiendo el curso del río Nilo.
Situado en la orilla opuesta a la ciudad de
Luxor (antigua Tebas, capital de los Imperios Medio y Nuevo del Egipto de los faraones), esta
impresionante necrópolis con más de 60 tumbas excavadas en la roca nos permite acercarnos a las creencias de una civilización que confería mayor importancia a lo que les esperaba tras la muerte que a la propia vida.
Todo en el Valle de los Reyes está cargado de simbolismo, empezando por su propia ubicación. Para los Egipcios,
el tránsito hacia el más allá se realizaba en una barca hacia el Oeste emulando el mismo viaje que el dios Ra realizaba cada noche, de ahí que todas las construcciones funerarias se encuentren situadas en esta orilla del Nilo, quedando reservado el lado Este a las ciudades y la vida.
La excursión y tumbas más interesantes
De esta forma, la excursión al Valle de los Reyes comienza siempre en
Luxor. Tras cruzar el puente que une ambas orillas y hacer una necesaria parada frente a los
Colosos de Memnón, llegaréis a este árido y majestuoso valle convertido en ciudad para los muertos, donde reposaron (hasta que los ladrones o la arqueología interrumpieron su descanso) los cuerpos de
los más importantes faraones del Imperio Nuevo acompañados en algunos casos de sus reinas, príncipes e incluso algunos nobles.
La entrada al Valle de los Reyes
incluye la visita de tres tumbas a vuestra elección. Normalmente el guía os dará algunas recomendaciones o consejos, aunque si queréis tener una idea antes de ir os aconsejamos buscar imágenes de las pertenecientes a
Ramsés III, Ramsés VI, Ramsés IX, Tutmosis III y Horemheb, que son algunas de las más hermosas e interesantes sin contar la de Seti I, lamentablemente cerrada al público desde hace años.
Tutankamón y su tesoro
Por otra parte,
la tumba más famosa es sin duda la del faraón niño Tutankamón, no incluida en la entrada general al Valle. Se trata de una tumba pequeña y pobremente decorada, pero su visita puede considerarse imprescindible al tratarse de la única tumba real encontrada con el ajuar funerario casi intacto. Cuando estéis en su interior, tratad de imaginar la emoción que su descubridor, Howard Carter, experimentó al encontrarse las cámaras llenas de tesoros: os pondrá la piel de gallina.
Para completar la experiencia no olvidéis visitar, durante vuestra estancia en El Cairo, las salas del
Museo Egipcio que albergan las
momias de algunos de los faraones, reinas y otros importantes personajes del Antiguo Egipto, así como
el fabuloso tesoro de Tutankamón. ¡Imprescindible!