Las experiencias en cada puerto van a ser inolvidables. Y es que además de disfrutar de las actividades y comodidades que te ofrece el crucero y su tripulación durante los días de navegación, las paradas en los puertos más interesantes van a ser parte de la aventura. Ciudades monumentales, repletas de vida y patrimonio te darán la bienvenida.
Invergordon es una pequeña localidad portuaria de Tierras Altas, Escocia. Durante el siglo XX tuvo una economía caracterizada por la industria naviera. Sin embargo, con el paso del tiempo las fábricas e industrias de la ciudad desaparecieron. En 2002, un grupo de voluntarios autodenominados “Invergordon off the wall” se reunieron para abordar las privaciones sociales y económicas y decidieron crear una galería de arte al aire libre. El resultado fue un atractivo y encantador paseo que consta de 17 increíbles murales en los que se representan la historia y cultura del lugar.
Sin lugar a dudas, uno de los rincones más interesantes en las proximidades de Invergordon es el famoso y misterioso lago Ness. Conocido por la leyenda del monstruo Nessie, este lago tiene una longitud aproximada de 39 kilómetros y su punto más profundo llega a hundirse hasta 230 metros. Asimismo, sus oscuras aguas están rodeadas por un magnífico paisaje natural de tonalidad verde. Por otra parte, a orillas del lago, también destacan las ruinas del medieval castillo de Urquhart. En fin, el lago Ness es un escenario ideal para vivir una auténtica aventura.
La capital de Tierras Altas, Inverness, tiene mucho que ofrecer y se encuentra a unos 40 minutos de Invergordon en bus. Uno de los tesoros que más brillan y sobresalen en esta increíble ciudad es su imponente castillo. Fue construido en 1836, aunque sus orígenes se remontan a una estructura defensiva del siglo XI. Está ubicado en un acantilado, desde el que se obtienen unas vistas espectaculares a Inverness y el lago Ness, y está hecho de piedra arenisca. Posee encantadores jardines y, actualmente, en su interior alberga varias oficinas públicas.
Otro de los tesoros que no hay que perderse en Inverness es su catedral. Construida entre 1866 y 1869 con piedra arenosa rosada y caliza, la catedral de San Andrés es una joya arquitectónica de estilo neogótico. Situada en el centro de la ciudad, fascina a primera vista por su increíble fachada con sus dos torres y sus esculturas. Asimismo, en el interior de la nave central sorprenden los arcos hechos con granito y las encantadoras decoraciones de las columnas.