Este hotel está basado en el concepto de que el confort, la imagen y la eficiencia son los elementos básicos de una estancia ideal. La receptividad, la ubicación y la estructura del establecimiento lo convierten en un lugar especialmente adecuado para negocios o vacaciones. Ha sido completamente reestructurado y dispone de ascensores, sala de desayunos y jardín al aire libre en la azotea con vistas a la ciudad. A petición se organizan visitas guiadas. Además de vestíbulo con caja fuerte, este hotel urbano de 44 habitaciones cuenta con sala de TV, servicio de habitaciones y de lavandería (ambos de pago). El hotel no cuenta con estacionamiento privado.
Este hotel está situado en el centro histórico y comercial de la ciudad, a 500 m de la estación de metro de Barberini, a un paseo de la famosa basílica de Roma, Santa María la Mayor, a 10 minutos de la Ciudad del Vaticano y de la Basílica de San Pedro y a solo unos minutos de la Escalinata de la Plaza de España, Via Veneto, el Coliseo y Piazza Venezia. La estación de autobuses está a solo 100 m del hotel y la estación de trenes dista 1 km aproximadamente del alojamiento. Los aeropuertos de Roma Ciampino y Fiumicino están a 15 y 22 km respectivamente.
Las habitaciones son espaciosas y confortables y tienen un estilo clásico. Además de cuarto de baño privado con ducha y secador de pelo, las comodidades incluyen TV por cable/vía satélite, teléfono de línea directa, calefacción y aire acondicionado. Las habitaciones también cuentan con minibar, caja fuerte en la habitación y conexión a Internet. Nota: Algunas habitaciones pueden estar ubicada en el edificio principal o en un edificio separado. Los huéspedes deberán indicar qué tipo de cama prefieren al efectuar su reserva.
Se sirve desayuno de bufet en el jardín de la azotea al aire libre con vistas a la ciudad.
El hotel acepta las tarjetas American Express, Diners Club, JCB, MasterCard y VISA.
La Fontana di Trevi es la fuente más monumental de Roma y una de las más hermosas del mundo. La historia de esta fuente se remonta a los tiempos del emperador Augusto. La monumental fuente que hoy admiramos fue construida en el siglo XVIII por un hombre casi desconocido, Nicola Salvi. Los trabajos para su construcción se prolongaron durante 30 años. Una de las características destacadas de la Fontana di Trevi es el contraste entre la monumentalidad de la fuente y la estrechez de la plaza en que se encuentra: tan escondida entre callejuelas que cuesta trabajo encontrarla. Existe la costumbre de arrojar una moneda al estanque para asegurar el retorno a la Ciudad Eterna.