Mallorca es la más grande de las Islas Baleares y posee enclaves únicos que hacen que la isla no sólo sea un destino de sol y playa. Unas vacaciones en Mallorca nunca fallan.
El Castillo de Bellver o la Catedral de Palma son monumentos arquitectónicos de obligada visita. La Lonja, el casco antiguo con sus patios de casas señoriales y las iglesias góticas muestran una vista panorámica de la ciudad. No dejéis de visitar la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2011. En ella se encuentran algunos de los pueblos con más encanto de la isla, como son Valldemossa, Esporles o Sóller. Sin olvidarnos de Sa Calobra y Torrent de Pareis, dos sitios magicos situados en la parte noroeste de la isla.
Mallorca ofrece una versión de playas de arena blanca y aguas cristalinas, entre las cuales destaca Es Trenc o la playa de Muro, un auténtico paraíso. Además, podremos encontrar calas escondidas y poco transitadas en la zona de Cabo de Formentor que nos sorprenderán con sus paisajes.