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El reciente caso del avión estrellado en Nepal y la resolución del juicio por el JK5022 de Spanair vuelven a poner sobre la mesa la cuestión de las probabilidades de supervivencia en esos casos ¿Cuál sería la parte más segura de un avión en un accidente? Según un estudio realizado por Boeing el pasado mes de Mayo, en tal situación llevan desventaja quienes viajen en Business. Y es cierto que los restos de este tipo de catástrofes suelen mostrar la cola del aparato como la parte que suele presentar un aspecto más íntegro. Sin embargo no hay una norma absoluta y todo depende de las circunstancias. Veámoslo. El experimento de Boeing fue llevado a cabo para la cadena británica Discovery Channel con la colaboración de expertos en seguridad aérea del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de Detroit. Para ello utilizaron un viejo B727 teledirigido (capaz para 170 pasajeros) con el que se simuló un aterrizaje de emergencia que acababa con el aparato estrellándose. A bordo habían colocado dummies, es decir, esos muñecos que se utilizan para testar accidentes, de varios tamaños y pesos: unos en la parte delantera, otros en la media y el resto atrás, todos ellos equipados con sensores. Además repartieron por la cabina hasta 24 cámaras que debían grabar y transmitir esos dramáticos momentos finales. Con todos estos sistemas y la caja negra, esperaban averiguar qué zona del 727 era más segura para estar cuando se produjera el siniestro. Éste tuvo lugar en el desierto de Mexicalli, en la Baja California (EEUU), cuando el piloto, James Slocum, saltó en paracaídas a 2.500 metros de altura dejando que el avión intentara tomar tierra por radiocontrol un minuto más tarde. Como se esperaba, resultó imposible que el aterrizaje fuese limpio: al contactar violentamente contra el suelo se perdió el tren de aterrizaje y el morro se partió, desprendiéndose la cabina de mando y la parte delantera del fuselaje hasta la fila 11. La pregunta es ¿qué pasó con los dummies? Pues revelaron que los pasajeros que hubieran viajado en la parte delantera habrían muerto mientras que los del resto de la nave resultarían dañados gravemente. Pero la dureza del impacto fue menor en las partes media y trasera, con lo que bastantes de los que volaran en ellas habrían sobrevivido, aunque quedaran maltrechos. Eso sí, con algunas matizaciones. Los dummies colocados en la posición de seguridad, con la cabeza entre las rodillas, tenían los tobillos rotos y lesiones en el cuello, lo que fue una sorpresa para los expertos. Al final resulta que intervienen otros factores, como que el aparato se incendie tras caer o no, también los imponderables del destino: los 18 supervivientes del accidente de Spanair viajaban en la mitad delantera. Por tanto el experimento de Boeing, al igual que el estudio de la revista Popular Mechanics, que analizó todos los siniestros de EEUU desde 1971 a 2008 y concluyó que en un vuelo en Business hay unas probabilidades del 49% de salvarse frente al 56% de quienes viajan junto a las alas o el 69% del resto, sólo son teoría.
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