La Dalmacia es una de las regiones más relevantes de la costa del Adriático, una franja que se extiende paralela a la costa y que abarca una gran parte de Croacia, y en menor medida, Bosnia y Herzegovina y Montenegro. Brillando como un diamante en la fantástica costa croata, se encuentra la principal ciudad de esta región y la más poblada del país después de la capital Zagreb. Se trata de Split, un gran puerto pesquero y de cruceros cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad. ¿Nos acompañas a unas vacaciones por la Costa Dálmata?
En algún momento de la historia fue provincia romana y posteriormente estuvo dominada por turcos, venecianos y por la República de Ragusa, una nación independiente que tenía a Dubrovnik por capital, pero el origen de Split gira en torno a la residencia de descanso del emperador romano Diocleciano, cuyo palacio fortificado se convirtió en el punto de partida de Spalato (su nombre en latín), que se extendió más allá de sus murallas y que sigue conservando su carácter original entre una maraña de calles medievales, restos romanos y palacios renacentistas.
El Palacio de Diocleciano, construido entre los siglos III y IV, constituye uno de los mayores tesoros de esta ciudad cuyo paseo marítimo tiene la misma elegancia que la mismísima Costa Azul, al tiempo que combina una costa con islas y playas de encanto y rincones que te transportarán a épocas del Imperio Romano.
El recinto del Palacio de Diocleciano comprende el Templo de Júpiter (actualmente el Baptisterio de San Juan), el Mausoleo de Diocleciano, donde actualmente se encuentra la Catedral de San Duje y su altísimo campanario, al que recomiendo subir para unas vistas extraordinarias de Split, sin embargo, la subida se hace a pie y no es recomendable para personas con vértigo, ya que se trata de una escalera metálica sujeta a los muros de la torre, con un gran vacío central.
Es de rigor visitar las distintas puertas de acceso que tenía la ciudad antiguamente, cuyos nombres hacen referencia a distintos metales: la Porta Aurea (del oro), Porta Argentea (de la plata), Ferrea Porta (la de hierro) y la Porta Aenea (la de bronce). Del mismo modo, no dejes de visitar el peristilo que se encuentra frente al mausoleo, (que daba acceso a los apartamentos imperiales).
Como curiosidad, podrás ver tres esfinges egipcias, una de las cuales se encuentra en el peristilo, mientras que las otras dos las encontrarás en el museo de la ciudad y frente al Templo de Júpiter. También hallarás más tesoros en el Museo Arqueológico de Split.
El centro histórico, al igual que el palacio, está revestido en piedra caliza y mármol, lo que le otorga un brillo muy característico. No dejes de callejear por las calles circundantes y si es posible, hacer una visita nocturna de Split por los alrededores del palacio, las cuales revelan rincones insospechados y sorprendentes.