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Existen lugares tan mágicos que en ocasiones cuesta creer que existan en la vida real y no se trate de un paisaje creado por ordenador. Sitios con esas características en Europa hay muchos, pero pocos como el encantador rincón del Lago Bled en Eslovenia, un sitio que se ha convertido en uno de los símbolos del país centro europeo. Si piensas viajar a Eslovenia presta atención, porque no querrás dejar de visitar este cuento de hadas hecho realidad. Lago Bled

El Lago Bled

El lago toma el mismo nombre de la población de Bled, ubicada en los Alpes Julianos, una sección del macizo montañoso que se extiende desde el noreste de Italia hasta Eslovenia y que se caracteriza por sus picos escarpados e inaccesibles. El conjunto forma parte del Parque Nacional Triglav, cuyo significado en esloveno quiere decir “tres cabezas”. Es el pico más alto de Eslovenia, alcanza una altura de 2.864 metros y hasta forma parte del escudo y la bandera del país. La tranquila localidad en la que se encuentra el Lago Bled, con menos de 11.000 habitantes, se encuentra a una corta distancia de la capital de Eslovenia, Ljubljana, lo cual hace que su visita sea nada complicada. Este hecho queda demostrado en la abultada oferta turística de Bled, que comprende la práctica de deportes como el golf, el senderismo, ciclismo, montañismo, alpinismo y la pesca, entre otros. Pero no nos desviemos de nuestro protagonista de hoy. Como os contaba, el Lago Bled es famoso, aparte de su innegable belleza, por contar con una pequeña isla en el medio de sus aguas, que para más señas, tiene edificada la Iglesia de Asunción que data del siglo XV, además de otras pequeñas construcciones. Ya podéis imaginar que es un templo bastante popular entre los eslovenos para las celebraciones de bodas. Las aguas, si bien son de origen glacial, son aptas para el baño, (esto si conseguís aguantar las frías temperaturas del lago, incluso en verano). Lago Bled También es posible acercarse en barca de remos o a motor, aunque además de visitar la Isla de Bled, conviene acercarse hasta el Castillo de Bled. No podía considerarse un paisaje de cuento de hadas sin un castillo ¿verdad? Pues en lo alto de una colina a unos 130 metros de altura, se encuentra esta fortificación que ya tiene más de 1.000 años de historia. En el borde de un acantilado rocoso, esta estructura domina el lago y la ciudad de Bled y es de visita obligatoria si queréis ser testigos de las mejores vistas al lago y a la ciudad. No en vano, se trata de una de las atracciones más visitadas del país, sólo superada por las famosas Cuevas de Postojna.  
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