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Es inevitable establecer la comparación. ¿Recuerdas la película Serpientes en el avión? El argumento giraba en torno a un testigo de un crimen al que, durante su traslado en un vuelo para declarar, intentaban asesinar llenado de ofidios la bodega. Los animales se abrían paso por los conductos de aire y llegaban hasta la cabina, sembrando el caos y amenazando de muerte a todos los pasajeros (entre ellos la española Elsa Pataky). Pues bien, la semana pasada un vuelo de la aerolínea australiana Qantas vivió una situación en la que un reptil también estuvo involucrado: una pitón a bordo. Bueno, seamos justos. En realidad no estaba dentro de la cabina porque hubiera sido detectada con facilidad antes del despegue, dado el tamaño que suele alcanzar esa especie. Ésta, en concreto, no era de las mayores y medía 3 metros de longitud. La descubrieron los propios pasajeros del vuelo QF191 de Qantas que viajaba desde la ciudad australiana de Cairns a Port Moresby, capital de Papúa-Nueva Guinea. Fue una pasajera quien la vio en el ala de babor a la media hora de despegar, zarandeada por el viento y la velocidad del viaje. La estupefacción del pasaje sólo podría compararse con la dramática lucha que mantenía la serpiente por sujetarse y no caer al vacío, guareciéndose detrás de uno de los flaps. Sin embargo, la suerte del insólito polizón estaba echada. Pese a que consiguió mantenerse en el avión, el fuerte viento dejaba parte de su cuerpo expuesto a las bajas temperaturas que hay a esas alturas (volaba a más de 9.000 metros) y cuando el aparato tomó tierra la pitón daba sus últimos estertores por hipotermia, muriendo incluso antes de ser recogida. Paul Cousins, presidente de Australian Licensed Aircraft Engineers Association, explicó que el animal probablemente se había introducido en el hueco de los flaps durante la estancia en tierra del avión y que cuando éste abrió dichos dispositivos para despegar, el ruido y las vibraciones la hicieron salir, quedando expuesta al viento. Una anécdota extraordinaria que los pasajeros recordarán siempre y una tragedia para la pitón.
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