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Uno de los pasos más engorrosos cuando se llega al hotel tras un largo viaje es no poder acceder a la habitación para descansar porque antes, como es lógico, hay que registrarse en recepción. Un proceso que a veces se alarga si hay mucha gente -por ejemplo, un viaje en grupo- y lleva su tiempo eso de anotar los datos de cada uno, repartirlos por habitaciones, darles las llaves... Pero últimamente se está empezando a generalizar el check-in autómatico en los hoteles, igual que ya es una realidad en los aeropuertos. En efecto, muchas aerolíneas facilitan el proceso instalando máquinas de check-in automático para aliviar las colas de espera en los mostradores a los pasajeros que no tengan que facturar equipaje. Es algo que hemos tratado en algún post de nuestro blog de vuelos. Y puesto que esa tendencia se ha extendido a otros transportes, caso del ferrocarril, ¿por qué no hacerlo también en el sector alojamientos? Al fin y al cabo todo parecen ventajas: permite entrar y salir con libertad a los huéspedes con prisa, se elimina tiempo de espera, permite liberar al personal para otras tareas o incluso prescindir de parte de él, ahorrando costes laborales. Y todo ello sin perder control sobre quien se registra. Por supuesto, no es un sistema que parezca servir para los grandes hoteles donde se alojen cientos o miles de personas, como tampoco los de alto nivel que deben ofrecer un servicio personalizado y trato personal. Pero sí en pequeños establecimientos y hoteles boutique, aunque cadenas como Hilton, Embassy suite o Holiday Inn ya cuentan con él o lo están probando. Hay dos formas de llevar a cabo este check-in automático. Una es desde tu propia casa: haces la reserva on line y en tu correo electrónico recibes el número de habitación asignado y un código de barras que debes imprimir y que te servirá para obtener la llave cuando llegues. La otra es hacerlo directamente sobre la marcha, al entrar en el hotel. En este caso es necesario que el local instale un kiosco domótico ad hoc, una máquina similar a los cajeros automáticos bancarios a través del cual se introducen los datos (o se dictan por un intercomunicador al encargado) y recibes el código para abrir uno de los buzones donde aguardan las llaves de las habitaciones. En una tercera versión, en la que las cerraduras han sido equipadas para ello, tu propia tarjeta de crédito servirá de llave. En el vídeo adjunto puedes ver un ejemplo. Es un proceso muy rápido que te permitirá subir a descansar en muy poco tiempo. Por lo demás, la información sobre los servicios del hotel la recibirás por teléfono en tu propia habitación, la cual ya estaba preparada para recibirte porque al hacer la reserva ya indicaste el día y la hora estimada de llegada. Y al salir la llave se vuelve a dejar en su buzón. Dicen los expertos que el check-in automático en los aeropuertos lleva la mitad de tiempo que el normal; la rápida expansión del sistema por los hoteles puede ser un indicativo de que pronto será algo generalizado. Sólo es cuestión de acostumbrarse al nuevo sistema pero antes lo hemos hecho con los citados cajeros de los bancos y al tomar el transporte para iniciar las vacaciones.
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