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Honduras aún no es un destino turístico con demanda importante, en comparación con otros países del continente. Sin embargo, algunos de sus rincones forman parte de la Ruta Maya, ese itinerario cuyo seguimiento permite ir descubriendo las maravillas de aquella civilización mesoamericana. Y, entre ellos, Copán brilla con luz propia. Copán

Copán , la joya maya de Honduras

Se ubica en el departamento homónimo, en la parte oeste del país, apenas a una docena de kilómetros de la frontera con Guatemala. El río que da nombre a la zona fue desviado en el segundo tercio del siglo XX para garantizar la integridad del yacimiento arqueológico, dada la tendencia del terreno a la inundación y el empantanamiento. Con éxito, evidentemente, como prueba que hoy en día -desde 1980- esté protegido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Controlada la Naturaleza el único peligro que quedó fue el de los saqueadores, lacra común a todas las excavaciones arqueológicas. Copán era la capital de un reino maya durante el período Clásico, viviendo su etapa de esplendor entre los siglos V y IX. Su existencia fue conocida por los conquistadores españoles, aunque cuando llegaron hacía mucho ya que la ciudad había sido abandonada; hubo que esperar a 1841, cuando los exploradores Stephens y Catherwood los redescubrieron para la ciencia en su obra Incidentes de viaje por América Central, Chiapas y Yucatán. Pero durante su apogeo, Copán llegó a tener unos veinte mil habitantes. Al fin y al cabo, aquel reino duró dos milenios, si bien lo de reino hay que decirlo con cuidado porque se trataba, como pasaba con los mayas, de una ciudad-estado. Se cree que ellos la llamaban Oxwitik, que es palabra maya y significa Tres raíces (Copán vendría del nahuátl copantl, puente, quizá en referencia a su ubicación geográfica). Si decides hacer un viaje por aquellos lares hondureños no puedes obviar una visita a las ruinas, hermosas entre la frondosidad verde que las rodea. Ve con tiempo porque es un sitio grande (veinticinco kilómetros cuadrados), compuesto por varios conjuntos arquitectónicos. Las pirámides, por supuesto, son la parte más espectacular. Tienes varias en el llamado Grupo Principal, donde también están la Acrópolis, la imponente Escalinata de los Jeroglíficos y el campo de juego de pelota. Las diversas plataformas reciben el nombre de estructuras y están numeradas, destacando especialmente la 16 (un templo dedicado al fundador de la dinastía copaneca, K'inich Yax K'uk' Mo', bajo el que se encontró el Templo Rosilla en 1989). Otro núcleo importante es el Conjunto de las Sepulturas, al que se llega desde el punto anterior por un sacbé o calzada. Por su nombre deducirás que hay tumbas pero tampoco faltan viviendas de las clases altas, como el Palacio de los Bacabs. Asimismo, irás viendo numerosas estelas labradas en piedra mostrando en relieve escenas mitológicas e históricas, así como descripciones astronómicas. Atención especial al Altar Q (cuyos glifos indican los nombres de los dieciséis reyes de la dinastía), al Marcador Motmot, la Estela B y la Piedra Xukpi. Si además al acabar (o antes) te acercas al vecino Pueblo de Copán, podrás ver el Museo Arqueológico de Copán donde se conservan las piezas encontradas en el yacimiento, con ejemplo de orfebrería, trabajos en jade y cerámica. Anímate; es hora ya de poner este encantador lugar en los catálogos de destinos.
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