Comenzamos con una isla, y llegamos a las 50 vitaminas con otra isla, esos lugares que aparecen en nuestra imaginación como el paraíso. Lugares como las Islas Cook. En pleno Pacífico, entre Hawai y Nueva Zelanda, podemos imaginar lo que nos depara este archipiélago: 15 islas de origen volcánico bañadas por aguas de un intenso color turquesa, cuyo interior destaca por su geografía montañosa, de un verde que destaca desde las fotografías aéreas.

Entre ellas, numerosos atolones en los que viven  numerosas especies marinas, uno de los grandes atractivos de este destino. Las más de 100 especies de aves exóticas, reptiles y algunos roedores o los  conocidos como “zorros voladores” en cuanto a mamíferos componen su fauna. Entre su flora se pueden ver especies únicas como el hibiscus.

 Hay dos temporadas, la de lluvia, de noviembre a marzo y una más seca desde abril hasta octubre. Las temperaturas son bastante constantes, con pocos descensos de las temperaturas que rondan de los 20 a los 28 grados. Rarotonga es la capital del archipiélago neozelandés, cuya forma de gobierno es de libre asociación con Nueva Zelanda, usando la moneda de ésta última. La mayor parte de sus habitantes son polinesios, mestizos y una minoría europea.

 Aitutaki es probablemente una de las islas más visitadas de las Cook debido a la transparencia de sus aguas  y la posibilidad de disfrutar de las mejores inmersiones para los amantes del submarinismo y el snorkel. Uno de los lugares preferidos son las lagunas que salpican estas islas, verdaderas piscinas naturales turquesa pálido. Desde el interior y en sus puntos más altos se puede disfrutar del horizonte e incluso ver los arrecifes coralinos, parando en el camino de alguna de sus rutas de senderismo.

 Para llegar a las islas que llevan el nombre del capitán James Cook, se puede aterrizar en los aeropuertos de Rarotonga o Aitutaki.  Air New Zealand opera estas rutas. Desde Europa se vuela desde Londres, con escala en Los Ángeles.