Compartir:

Después de un par de semanas excesivamente soleadas para estar en la oficina, recibía una llamada por sorpresa, de aquellas llamadas que gusta recibir. Una voz familiar, que, por ser correcto, pertenecía a una mujer a la que tengo en muy alta estima, anunciaba una visita relámpago a la isla: una visita inesperada, pero del tipo de visita que hace ilusión, y que te dibujan una sonrisa en la cara. Del tipo de noticia, que pone a funcionar el cerebro en modo expert. only adults   El plan perfecto: porque perfect rima con expert, así que tenía que ser todo experfecto. No existe esta palabra, lo sé… pero estas cosas no pasan todos los días y como tal, el evento y la palabra, han de ser ambos excepcionales. Ello consistía, en quedar primero a una hora, en la que el sol abrasador de esta bellísima isla, ya hubiera terminado su jornada. Porque el bueno de Lorenzo, concretamente en Mallorca, tiene la buena costumbre de trabajar a destajo, haciendo que muchos vayamos buscando la sombra a plena luz del día, más que nada, para no derretirnos. Siguiendo por encontrar un lugar, donde coincidieran la playa, una buena accesibilidad, un buen parking, donde te pudieras tomar un cóctel, una cerveza o un vino, con terrazas en plan tranquilo y a dos pasos del lugar donde iríamos a cenar. Tenía que ser todo cómodo, fácil y a tiro hecho. Y como sé que no soy el único personaje de a pie, con ganas de vivir un poco bien, doy por hecho que al menos mil personas (por poner un número redondo), van a querer disfrutar exactamente de la misma forma en la que lo planteo, en el mismo emplazamiento al que quiero ir… así que, para una vez ¡qué menos que reservar! para no jugártela, y no acabar siendo, una víctima más de la oferta y la demanda. Y por fin llega: el día D a la hora H, eso sí… con quince minutos largos de retraso (que entraban en lo previsto) y una mezcla entre emoción y nervios, porque todo tenía que salir bien. Las ocasiones importantes, o las tomas de casualidad cuando vienen, o siempre se hacen esperar más de lo deseado. Ya puedes tenerlo todo perfectamente planeado, que un encuentro especial, si es especial, nunca sigue un comportamiento lineal y previsible ¿dónde si no estaría la gracia? Una vez sentados, un aperitivo, un vino blanco frío y una carta bastante completa de sushi, de unos de los beach club más famosos de Palma, se suponía que harían el resto. Hasta aquí todo correcto. Iba oscureciendo poco a poco, la puesta de sol era todo un regalo y más la compañía, daba una sensación de premio poco habitual. La conversación daba entrada, a un interesante intercambio de experiencias, que daban ambientillo y un aire de novedad. Pero como en todos los cuentos, siempre hay un imprevisto… Por el rabillo del ojo, veo como un objeto volador no identificado, se va acercando en tiro parabólico directamente hacia el centro de la mesa. No me preguntes cómo, pero ese era el cálculo visual que hice… y lo peor de todo, es que acerté. ¡Plas! El susodicho objeto, queda plantado haciendo que las copas y la botella se tambaleen peligrosamente, mientras nos quedamos con los ojos como platos, viendo que, por un milagro, dicho artefacto, solamente había desplazado ligeramente el platillo del ali-oli, sin más daños, ni derrames. Cosa harto difícil, porque la mesa estaba completa, pero aparte del ruido y del susto, Murphy, sorprendentemente, no se salía con la suya al no cumplirse su ley implacable. Eso sí, de facto ese lanzamiento con precisión militar solamente podía ser obra de un experto. Ni el California roll, ni el maki de salmón, sufrieron daños, a pesar de estar en el radio de acción de, de… Una chancla de la talla 34, color rosa y con un grabado de Minnie Mouse, que lucía como trofeo en mitad de la mesa. Además, debía ser producto oficial, porque llevaba el copyright y todo. Incrédulo, tomé el proyectil a la par que buscaba con la mirada, al autor o autora de tan prodigioso lanzamiento, mientras la vena de mi frente engrosaba por momentos, y mi ánimo interno, empezaba a parecerse al de Goku, en plena transformación Supersaiyajin nivel Dios. Veo acercarse, a quien debía ser la niñera, con cara de querer esconderse o salir corriendo, o ambas cosas a la vez, mientras cuatro mesas más allá, veo a una madre, reñir en lengua alemana, a una criatura de apariencia inocente, que se escondía bajo la mesa, junto con dos semejantes a ella. Indudablemente, ese era el origen del proyectil. Al menos, ya sabía que no era un o.v.n.i. y que su procedencia no era extraterrestre. A todo esto, la niñera, probablemente desbordada en su tarea, esa noche se estaría ganando el sueldo, y parte del cielo, caminaba despacio y más despacio, al ver que me levantaba y sostenía el artefacto en pose de entrega en mano. Midiendo mi reacción con la mirada, y calibrando probablemente, el tono de voz de una disculpa, se acercaba temerosa a recuperar el objeto. Una mirada cómplice y un leve toque en la mano de mi compañera, hicieron el resto del trabajo. Porque en efecto, la vida puede ser maravillosa y de hecho, lo es. Y si todo tiene que salir bien, al final sale bien. Eso sí, me declaro oficialmente muy fan del concepto Only Adults. Y la próxima vez, que quiera disfrutar de mi tiempo y de una buena compañía, buscaré establecimientos con este sello, a la hora de hacer la reserva. Me encanta que los planes salgan bien, por eso a partir de ahora: Only Adults, please. Miguel Lázaro  Un ingeniero agrónomo cualquiera, que se perdió entre el mundo de los viajes y el de los datos. Bloguero políticamente incorrecto en personalidadyrelaciones.com desde 2007, y actualmente responsable del área CRM – Loyalty en Halcón Viajes

Anterior Sorteo para 4 personas al Parque Warner de Madrid
Siguiente ¿Adicto al trabajo? DES-CO-NEC-TA

Categorías

Artículos relacionados