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H Hoteles ubicados en monasterios y palacios, en fincas ganaderas y plazas de toros, en vagones de tren o grandes barcos... Ya hemos dicho aquí más de una vez que la moda de crear hospedajes en lugares diferentes es mucho más que eso. El viejo concepto de hotel, clásico, a donde se acude para dormir o tener una estancia lo más agradable posible seguirá existiendo, por supuesto, pero el viajero empieza a ver cómo se expande un nuevo concepto: el del alojamiento que ya no se limita a ser una mera etapa, un sitio de pernocta, sino un destino en sí mismo. Obviamente, para ello necesita ofrecer algo distinto, algo que atraiga al turista y le lleve a desplazarse con el propósito de conocerlo y vivir esa experiencia peculiar. Y, en efecto, cada vez son más los lugares que obedecen a estas premisas, con especial predilección por las temáticas: historia, enología, música, cine, arte, astronomía... Se trata de una tendencia universal a la que no es ajena la Península Ibérica. También aquí podemos alojarnos en los sitios menos habituales que uno pueda imaginar, desde una cabaña a una tienda pasando por un iglú, una cueva o incluso una isla entera; todo depende del gusto de cada uno. Y del bolsillo, claro. Esto es lo que trata de mostrar una guía ad hoc escrita por el periodista David Revelles e ilustrada con 150 imágenes por el fotógrafo Oscar Elías. El título es suficientemente claro: Hoteles insólitos. España y Portugal. Lleva pocos meses en las librerías -concretamente desde noviembre de 2011- al precio de 18 euros y publicada por la editorial francesa Jonglez, una especialista en realizar guías un tanto atípicas; para muestra un botón: hace poco su Venecia insólita y secreta recibió el premio a la mejor guía del año en los Independent Publishers Awards de EEUU. En sus 224 páginas, este libro recopila más de medio centenar de hoteles que podrían acumular una amplia variedad de adjetivos: originales, peculiares, estrambóticos, raros, divertidos, sugestivos, sorprendentes... O insólitos, como resume el título. Los hay baratos -desde 30 euros la noche- y caros -100.000 euros semanales-, de diseño tradicional o futurista, urbanos y rurales, para relajarse o vivir una experiencia. Que cada cual escoja su motivación, revise el índice de la guía y se lance a la aventura.
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