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Avión hotel Holanda Desde hace tiempo se ha puesto de moda reaprovechar viejos aviones, trenes y barcos para acoger huéspedes, que acuden atraídos por la idea de pernoctar en un establecimiento distinto y original. Incluso hay cadenas especializadas en ello, como es el caso de Hotel Suites N.L, una empresa holandesa que ofrece a su clientela varios tipos de alojamientos de lujo, entre los que figura un avión. Al aparato se le ha acondicionado la cabina para proporcionar un habitáculo de 40 metros de longitud con varias dependencias interiores: en primer lugar una sala de estar equipada con televisores de pantalla plana, Blue Ray, minibar, microondas y conexión inalámbrica a Internet; en segundo, un baño dotado de ducha, sauna y jacuzzi, además de albornoz, zapatillas y amenities; y, por supuesto, un dormitorio para dos personas con una gran cama Auping. Para poder pasar una noche -o las que sean- en el también llamado Vliegtuigsuite, hay que dirigirse al aeropuerto de Teuge, al oeste de Amsterdam, entre las ciudades de Deventer, Zutphen y Apeldoorn, previa reserva por teléfono o a través de correo electrónico. En una de las pistas se encontrará este avión de hélice modelo Ilushin que perteneció a la Alemania del Este durante la etapa de Erich Honecker, en los años sesenta ¿Cómo llegó entonces a su estado y ubicación actuales?

Rescatado del olvido

Lo cierto es que ya tenía experiencia en eso del reciclaje, puesto que tras su retiro del servicio activo había sido utilizado como restaurante. Después languidecía en una localidad de Sajonia llamada Harbkee, de donde fue rescatado del olvido por el empresario holandés Ben Thijssen, que pagó 19.000 euros por él; precio de chatarra prácticamente. Pero luego, atisbando negocio, invirtió otros 450.000 para reconvertirlo en uno de los hoteles de Holanda más insólitos, con la ayuda del estado de Gelderland y fondos de la Unión Europea. Como curiosidad, la cabina de mando se mantiene tal como era originalmente, incluyendo el detalle de un asiento extra destinado al correspondiente agente de la Stasi, que debía vigilar que los pilotos no se saltaban el plan de vuelo. La tarifa es de 350 euros por noche y la estancia está pensada exclusivamente para dos personas, aunque también se alquila para reuniones de hasta quince individuos. De hecho, no sólo se oferta el hospedaje sino una serie de actividades complementarias, para aprovechar su ubicación aeroportuaria, que incluyen clases de pilotaje y paracaidismo.
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